En Argentina, julio y agosto suelen ser los meses elegidos para tomarse vacaciones. El comienzo del invierno supone un descanso necesario que se siente en el cuerpo, la mente y hasta en el clima.
Pero cuando regresamos, muchas veces nos encontramos con una montaña de tareas, bandejas de entrada llenas y una agenda que no da abasto.
Por eso, retomar con propósito no siempre es fácil, especialmente en culturas laborales que valoran el alto rendimiento.
¿Por qué cuesta?
Estudios muestran que el bienestar y la energía recuperados en vacaciones pueden durar hasta seis semanas. Eso significa que, justo cuando llegamos al pico de frescura, empezamos a caer en la rutina de nuevo.
Desprenderse de la rutina laboral durante algunos días es elemental para la salud, pero retomar sin un plan puede ser contraproducente. Al respecto, existe un fenómeno llamado “tensión post-vacaciones”: ese pico inicial es seguido por un desgaste que puede devolvernos al mismo nivel de agotamiento de antes.
¿Cómo mantener la motivación para la vuelta?
1. Determinen cómo van a aterrizar
Una reunión breve (20 minutos) al día siguiente del regreso para alinear prioridades ayuda a ordenar expectativas sin sentir que todo cambió.
2. Conversen sobre sensaciones, no solo tareas
Un espacio para compartir cómo fue la vuelta permite validar el impacto emocional. Son oportunidades para reforzar vínculos, organizarse con las tareas y detectar tensiones.
3. Revaloren los equipos y las herramientas
Preguntarse “¿Qué cambió?”. Desde resultados hasta recursos, esta charla ayuda a tomar dimensión de la situación.
4. Aprovechen esa energía
Los primeros 10 días suelen traer frescura, claridad y creatividad. Son ideales para arrancar proyectos colectivos, testear ideas o repensar algo.
El rol del liderazgo y la cultura
En equipos culturales sólidos, volver implica revisión y aprendizaje, no solo recuperación.
Fomentar la resiliencia no es solo poner “vacaciones” en el calendario, sino acompañar estratégicamente el regreso como parte del ciclo natural del trabajo. Un líder sensato sabe que este período no es una interrupción, sino una oportunidad para reconectar, rediseñar y retomar con foco.
Volver bien es posible
Las vacaciones de mitad de año no son un extra, son esenciales. Pero sin estrategias para volver, ese beneficio se evapora rápido.
Construir resiliencia post-vacaciones significa planificar, escuchar, ajustar y capitalizar esa renovación colectiva. Porque un equipo que recupera energía con propósito rinde más, sigue aprendiendo y fluye con dirección.
